Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Más allá de las cumbres de hielo y hielo…


Más allá de las nieves invernales y del hielo pegada a la roca vertical, existe un mundo de recuerdos y de nostalgia, de pasiones vividas y compartidas con compañeros o en solitario; recuerdos verticales, recuerdos de frío, de miedo y de libertad, sensaciones que en su día marcaron un antes y un después, el camino a seguir, un sendero labrado con mucho esfuerzo y, a veces, incluso dolor y lagrimas al no poder lograr el objetivo; y lo que es peor; ver desaparecer a algún compañero cercano para siempre.
Sin embargo la montaña es todo esto y mucho más si nos ponemos a resumir: lucha, valor, pasión, esfuerzo, trabajo, deseo, soledad, risas, satisfacción, nostalgia, dolor, amor, compañerismo, ganas….

Imaginar… Pensar… Crear…. vivir sueños y experiencias que nos harán más ricos interiormente. Hacerlas realidad; vivir y convivir, enamorarse de algo para volver a recordar sueños que existieron, que los luchamos hasta la extenuación.

Escalar montañas y cruzar las grandes extensiones de hielo que hay en la Tierra, son quizás, las mayores empresas a las que puede enfrentarse el ser humano, objetivos a los que el alpinista y explorador planta cara gracias a su experiencia, y sobretodo, gracias a la motivación extraordinaria, amor y deseo, así como una extraordinária capacidad de supervivencia.

Hubo una época en que las personas se enfrentaban continuamente a la naturaleza. Más que vivir sobrevivían y siempre estaban o se ponían en peligro. Pocos llegaban a mayores y el alpinismo todavía no existía.
Siglos después, el ser humano, lejos de apartarse del peligro porqué la vida le trataba así, comenzó a fijarse en las montañas que siempre les habían sido familiares pero que núnca se había atrevido a subir.
Algunos seres humanos las observaron desde el valle, y un día, atraídos por la mágia de estas inmensas catedrales de nieve, roca y hielo, decidieron escalarlas, y acercarse de esta manera a los Dioses que creían que vivían en sus cumbres puntiagudas y que tanto adoraban.
El primer paso estaba dado, pero aún tubieron que pasar algunos siglos más, para que el ser humano mirara hacia las montañas con otros ojos y se hiciera alpinista.
Nació el alpinismo y nació con una mentalidad mucho más deportiva y sana.

Para mí, el alpinismo o la montaña, no es un deporte, si no una forma de vivir, una actividad que nos da mucha fuerza y a la que dedicaremos todos los años de nuestra vida.

El alpinismo como forma de vida. Escalar y esquiar montañas para poder vivir; escalar para podernos acercar a lo que más deseamos y buscamos, también acercarnos un poco más a la muerte, que en el fondo tanto tememos y siempre suele rondar cerca de nosotros.

Buscar e intentar encontrar las palabras adecuadas del porqué hacemos estas cosas, el porqué de nuestra pasión que parece no tener límites.

¿Por qué escalamos montañas?

Lo hacemos porqué nos atraen, porqué la naturaleza más pura nos lo da todo. Y más allá de la mentalidad deportiva, probablemente está la mística y el revelarnos contra la sociedad.
Algunos suben cumbres sencillas, otros escalan grandes paredes, otros más grandes montañas. Sin embargo, todos buscamos lo mismo, un camino único lleno de pasión, voluntad inquebrantable y un suspiro de libertad adicional.
Escribimos, fotografiamos, vemos, amamos y el alpinista se enfrenta a la montaña y a la naturaleza de una manera elegante, sin esperar nada a cambio, tan sólo una profunda satisfacción y ganas de volver a los pocos días.

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