Permacultura, ecoloxía, movimientos sociales, contrainformación, dreitos del home, cultura y muito más visto desde un pequeiñu güertu de Senabria sobre os llizaces del mundu rural, indixenista, llibertariu y ancestral
Permacultura, ecologìa, movimientos sociales, contrainformaciòn, derechos humanos, cultura y mucho màs visto desde un pequeño huerto de Sanabria sobre las bases del mundo rural, indigenista, libertario y ancestral

Buenas prácticas para la recolecciòn de setas y redistribuciòn equitativa de sus beneficios




La recolección de setas es una práctica que, en los últimos años, ha experimentado un espectacular aumento en el número de adeptos y adeptas. Por desgracia este incremento de personas recolectoras, tanto recreativos como comerciales, conlleva una fuerte presión sobre el entorno natural de recolección. Muchas de estas personas que van al campo en busca de setas lo hacen por motivos econòmicos, dado que en el contexto de crísis en el mundo rural en el que nos encontramos, un ingreso econòmico ayuda a complementar la renta familiar. Por ello abrimos un debate en la poblaciòn rural y hacemos un llamamiento a las administraciones pùblicas locales para que regulen la recolecciòn de setas (complementando el  Real Decreto 30/2009, de 16 de enero, por el que se establecen las condiciones  sanitarias para la comercialización de setas para uso alimentario) y se redistribuyan sus beneficios, al igual que ocurre con otras actividades econòmicas que se realizan en nuestros montes, como puede ser la caza, los aerogeneradores...
Asimismo, y centràndonos ahora en la parte ambiental, para que la acción de las personas recolectoras no comprometa la gran riqueza de valores naturales de los bosques, y la producción y diversidad de las mismas setas, invitamos a las administraciones locales a elaborar y difundir Manuales de Buenas Pràcticas para la Recolecciòn de Setas, y mientras tanto nos atrevemos a hacer una serie de recomendaciones, basadas en nuestra propia experiencia, que se deberìan tener en cuenta para contribuir al mantenimiento de los bosques y la micología.

- Evitar la recolección abusiva, aprender otras especies comestibles, hay muchas, pero sólo recoger las setas que se identifiquen claramente y que se van a aprovechar, no más.
- Recoger las setas enteras y desarrolladas para identificarlas correctamente,respetando las muy jóvenes.
-No recoger setas si todavía no están abiertas (por ejemplo los cubetos de los cucurriles o los huevos que forman las amanitas cesareas) y sus esporas no se han difundido para garantizar su reproducción.
- Debemos ir al campo siempre con cesta de mimbre o bolsa de rejilla en su defecto, de tal forma que permita la caída de las esporas de las setas recolectadas.
- Cortar siempre las setas con navaja, un corte limpio sin apurar el tronco, de tal forma que no se dañe el micelio.
- Procurar no dejar al aire el corte, tapándolo con tierra u hojas.
- Desechar falsas creencias y solo fiarnos de la experiencia y no mezclar en la cesta setas comestibles con tóxicas.
-Evitar recoger ejemplares muy jóvenes, ya que pueden ser confundidos con otras especies tóxicas.
- Consumir las setas en 24 horas y evitar comerlas crudas, no abusando del consumo.
-Procure recolectar las setas completas (para identificación), ayudado por una navaja y con sumo cuidado.
- No recolectar en zonas contaminadas o muy cerca de carreteras con mucho tránsito.
- Recolectar con cuidado, no usar rastrillos y otros utensilios semejantes.Evite remover el suelo que rodea a las setas, ya que puede dañar el micelio, lo que dificultará la aparición de nuevos ejemplares en el futuro.
-No deje los coches aparcados en prados o campos  de cultivo y tenga en cuenta a la hora de estacionar el  vehículo que por los caminos pueden circular tractores o camiones de gran tonelaje, debiéndose dejar espacio para que puedan pasar.
-Limpie cuidadosamente la tierra, arena, u otros restos adheridos a las setas mediante un pincel o brocha pequeña. Tenga especial cuidado y coloque el sombrero con las laminas hacia abajo para evitar que se manchen. Trate de llevar las setas a casa limpias, procurando no lavarlas mucho pues pierden su aroma.
- Evitar el excesivo pisoteo, es la mayor afección que se produce con la recolección,puede perjudicar la fructificación de los hongos.
- Respetar las setas viejas, deterioradas, desconocidas o tóxicas.
- No existen reglas para saber si una seta es comestible o no. Sólo el estudio botánico de esa especie puede sacarnos de dudas. Es muy conveniente asistir a cursos o exposiciones micológicas y comparar con mucho cuidado las setas recolectadas con las descripciones de las guías de micología. Recuerde que los libros, aún siendo especializados, sólo recogen una pequeña parte de las setas de nuestros bosques. Una seta parecida a otra que se sabe comestible no tiene por qué serio.
-Existen falsas reglas que hemos de rechazar, como las que se citan a continuación:
No es verdad que todas las setas que salgan en el mismo lugar sean siempre comestibles.
No es cierto que las setas que cambien de color al ser cortadas sean venenosas. Algunas setas mortales no cambian de color y otras buenas comestibles sí lo hacen.
No es cierto que sólo las setas venenosas oscurezcan los objetos de plata, ajos, cebollas, etc.
No es cierto que las setas comidas por animales sean comestibles. La fisiología del ser humano y de algunos animales es diferente.
No es cierto que al conservar las setas en salmuera o vinagre pierdan su toxicidad.
Por último, ante la más mínima duda no las consuma. ¡Puede provocar su muerte!.
-No destroce las setas que no conozca o que no sean comestibles, ya que todas desempeñan una función ecológica importante. Somos demasiada gente paseando, buscando y arrancando por el monte en época de setas.
- Mejor limpiar las setas in situ, enterrando carpofóros viejos y restos de limpieza.
-Hable con otras personas recolectoras de setas si conocen estas recomendaciones.
-Si no eres del pueblo al que pertenece el pasto o bosque donde estas recolectando setas asegúrate de que no tiene coto. En caso de que no tenga coge solo para tu consumo personal, máximo 1 kilogramo.

Y no olvide que cuando vaya a buscar setas, es importante tener claro  que nuestro paso por el bosque tiene que afectar tan  poco como sea posible al ecosistema.



Bibliografìa:
-http://www.boe.es/boe/dias/2009/01/23/pdfs/BOE-A-2009-1110.pdf Real Decreto 30/2009, de 16 de enero, por el que se establecen las condiciones sanitarias para la comercialización de setas para uso alimentario.

El comunal en el Noroeste de la Península Ibérica. Caso de Sanabria


Daniel Boyano Sotillo,
Nablus, Cisjordania, T.O.P. 2013



Para entender este texto hay que tener presente de que la propiedad comunal (Montes Vecinales en Mano Común )es la única pública, estrictamente hablando, puesto que responde a las decisiones tomadas  respecto a ella por todas y todos los vecinos de una determinada localidad.
La propiedad comunal se forma en la Alta Edad Media en los territorios libres del noroeste peninsular, como consecuencia y causa al mismo tiempo de la gran revolución civilizatoria que tuvo lugar en ellos a partir del siglo VIII, de la que es expresión la obra escrita de Beato de Liébana.
No hace falta incidir en que la Edad Media es interpretada con carácter peyorativo por la historiografía progresista hoy devenida en oficial y ortodoxa, es más, actualmente predominan las interpretaciones subjetivas, arbitrarias y tendenciosas en contra del mundo pre moderno popular rural, al que tilda de “pobre” en lo económico, “atrasado” en lo tecnológico y con “bajos rendimientos” productivos.
Podemos estar seguros que era muy extenso el comunal en los siglos pasados, esto es, el conjunto de bienes de producción (no sólo la tierra, también molinos, bueyes... incluso saberes como cuentos o canciones) que desde sus orígenes eran regidos por las y los vecinos de los pueblos por medio de la asamblea vecinal, el concejo abierto. Si no se gestionaban, y gestionan, desde el concejo no son comunales. De este modo nuestros antepasados durante siglos, han asistido a asambleas gubernativas, han hablado claro y alto en ellas y han decidido sobre sus vidas, como en el caso de Rio de Onor, donde hasta hace poco tiempo el consejo era la entidad que organizaba la vida socioeconómica del municipio. Si ese es nuestro pasado ése mismo ha de ser nuestro futuro, si bien adaptado a la realidad contemporánea.
Los que pretenden explicar la institución popular del concejo abierto desde criterios economicistas, o productivistas, se equivocan en lo más importante, error además que contribuye a ofrecer una imagen deformada y manipulada, de aquélla y de la sociedad rural popular tradicional en su conjunto. En definitiva, el comunal  satisfacía no solo las necesidades materiales de una determinada localidad, sino que también las necesidades humanas psicosociales, de tipo inmaterial, la de relación, afecto, compañía y cariño, de generosidad y servicio desinteresado, hoy casi por completo desaparecida, según palabras de Justa, vecina de Puebla de Sanabria de casi 100 años de edad "hoy prevalece el quìtate tu para ponerme yo al no haber  amor a nada ni nadie n. Cada uno va lo suyo y solo se centran en lo material. Se está perdiendo la hermandad ya que antes los vecinos eran como hermanos y si ocurría algo en una casa todas las personas acudía para ayudar".         Casi sin propiedad privada y sin instituciones estatales de mando y dominio, los vínculos de amistad, cooperación y simpatía entre las y los vecinos podían alcanzar su máxima expresión, siendo estos aspectos los que hoy quieren ser recuperados por los nuevos grupos de personas que se instalan en los núcleos rurales de Sanabria y La Carballeda. Buen ejemplo de ello es la bioconstrucciòn de forma comunitaria  con intercambio de experiencias entre las personas, para que todas y todos podamos construirnos nuestra propia vivienda con el apoyo de la vecindad, tal y como ocurría en nuestro territorio y sigue ocurriendo en muchas partes del mundo donde el trabajo comunitario varios días por semana està normalizado, como en las comunidades mayas de Chiapas, las "mingas" o trabajo en grupo de Los Andes, el trabajo comunitario en comunidades africanas...
En Sanabria existen dos etapas  en las que los Montes Vecinales en Mano Comùn se forman. La primera fase es el verdadero origen de estos, configurándose durante la Edad Media, gracias a los privilegios que se le daban a las personas que venían a habitar las àreas pròximas a la frontera de Portugal, debido a que era un territorio peligroso debido a los enfrentamientos bèlicos entre los reinos de la època (Reino de León, Reino de Castilla, Reino de Galicia y Reino de Portugal). 
Entre finales del S.XIX y principios del S.XX, se produce la segunda fase, iniciàndose un proceso mediante el cual los vecinos de los pueblos de la comarca de Sanabria regulan la propiedad de forma comunal de las sierras por las que hasta el momento pagaban arriendos al aristócrata, burgués o ayuntamiento de la zona, dándose casos de compra de tierras que ya pertenecìan al comunal de determinados pueblos antes de la desamortización y que las clases dominantes se habìan adueñado ilegalmente.
Podemos considerar, pues, que los Montes Vecinales en Mano Común actuales vienen a ser una suerte de supervivencia jurìdica de una forma de propiedad antiguorregimental, que, no obstante, sufriò una considerable merma desde la instauraciòn del liberalismo (desamortizaciòn y atribución de Montes Vecinales en Mano Común al ámbito privado o a los ayuntamientos) y que no terminaría hasta que en 1968 se reconociò legalmente su existencia en el Noroeste Peninsular (en Sanabria todavìa no se aplica en todos los municipios como se explicarà a continuaciòn), a partir de que la Ley de Montes de 1957 hiciese una primera menciòn de la propiedad vecinal.
No hay que olvidar la importancia de los Montes Vecinales en Mano Comùn dentro de la economía de subsistencia ganadera que había en la comarca en los siglos pasados.
Antes de la revolución liberal iniciada por la Constitución de 1812, la gran mayoría de las tierras no era una mercancía. La desamortización consistió en convertirlas en bienes mercantiles, en propiedad privada. El proceso tuvo su momento culminante con la Ley de Desamortización Civil de 1855.
La Constitución de 1812, como antes había hecho la revolución francesa, no sólo no dio tierras al campesinado sino que se las usurpó por medio de leyes que provenían no de la voluntad popular sino de la hegemonía del aparato militar y policial, de la violencia ilimitada. Dicho de otro modo, el campesinado ha sido siervo sin comillas de los terratenientes y del Estado después de la revolución liberal y la desamortización del Siglo XIX, y no antes. Esto contradice a la idea tan generaliza y hoy oficial que indica que la tierra antes de 1812 fuera toda o la mayoría de la nobleza y el clero. No lo eran precisamente porque la gran mayoría de la tierra y los medios de producción resultaban ser de propiedad colectiva y comunal, esto es, de las clases productoras agrarias, entonces el 90% de la población.
Por otro lado, la Constitución de 1812, además de destruir las libertades populares tradicionales, devastó el medio natural, ya que al privatizarse, la naturaleza pasó a ser interpretada, desde una óptica capitalista, como un recurso a explotar sin ningún control para sacar de ella el mayor rendimiento económico posible en el menor tiempo, rompiéndose de este modo el equilibrio y armonía existentes cuando se trabajaba de forma comunal. Un ejemplo claro de ello fue la destrucción a gran escala y enorme velocidad el bosque alto autóctono, erosionando y desertificando la tierra, proceso que continúa hoy en día y que se puede acentuar con la Ley para la Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local.
En Sanabria a pesar de que dominan en número las pequeñas explotaciones, existen algunas de tamaño muy superior a la media (mayores de 200 Ha) que afectan a una superficie muy importante (en torno al 80%). No se trata de grandes fincas privadas ganaderas o campos cerealísticos, sino que corresponden en su práctica totalidad a terrenos comunales de diferente gestiòn y ocupados por espacios forestales o bien por pastos cuyo aprovechamiento se realiza por la vecindad de la localidad. 
Asimismo, hay que tener en cuenta que los Montes Vecinales en Mano Común son inembargables. Lo importante de esta figura es que reconoce la propiedad al conjunto de vecinos por el hecho de serlo, independientemente de su riqueza individual. El comunal permitía, y en algunos casos todavìa permite, mantener la igualdad dentro de un pueblo determinado e impedía que unas personas contaran con más recursos que otras, por ejemplo, en ocasiones estaba limitado el número de cabezas de ovejas que un vecino o vecina podìa tener si el concejo abierto consideraba que el Couto (zona comunal de pastizal preparada por el comùn de los vecinos mediante hacenderas para proporcionar hierba que se almacenaba hasta el invierno, època en la escaseaba la comida para los animales) no iba a poder proporcionar suficiente alimento para las nuevas ovejas. Otro ejemplo era la gestión comunal del agua en base a la demanda y a las hectáreas totales que hubiera que regar dejando un número de horas similar a cada familia.
En Sanabria todavìa existe una mayoría de pequeños propietarios frente a una minoría que ostenta la titularidad de la mayor parte del espacio agrario, si bien la realidad territorial queda un tanto desvirtuada por la existencia de gran es superficies público-comunales cuyo arrendamiento está bastante generalizado, aunque perduran los problemas legales de recomonocimiento legal de Montes Vecinales en Mano Común.
En Galicia la clasificación de los Montes Vecinales en Mano Común y Montes Comunales fue de Oficio durante los ùltimos años, pero en Sanabria solo se aplicó en algunos municipios como Lubian.  Existen ejemplos de ataques escandalosos del Estado Central como en el caso de la Sierra de Porto, donde el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza, el extinto Icona, dependiente del Ministerio de Agricultura, generalizó en la década de los 70 la expropiación de propiedades vecinales para su reforestación. Cuarenta años después esas sierras están expropiadas de forma más que anómala, siguen sin reforestar y penden de la figura de protección del Parque Natural del Lago que, por criterio, hace inviable las reforestaciones masivas. La relación de propiedades incluía el Puerto Cañerón, Lastras y Mayada del Pico, propiedad de vecinos de Aciberos; Sierra de Hermisende y el Castillón, también de vecinos de Aciberos; Sierra Segundera I propiedad de vecinos de Barrio de Lomba, Riego de Lomba, San Miguel de Lomba y Lobeznos; Cubelos, Las Corralicas y Majada Vieja propiedad de vecinos de Galende, Limianos y San Román de Sanabria. La lista de expropiaciones se incrementa con Puerto Cañeron y Lastras de vecinos de Hedroso; Majada del Sistral y Puerto del Abedul de vecinos de Lubián; la Sierra Segundera II propiedad de Sotillo de Sanabria. Una última propiedad que entraba en el lote a expropiar eran 86 hectáreas de la Sierra del Cabril, de vecinos de San Martín de Terroso.
En este contexto, en el que todavìa no se habìan resuelto los aspectos legales anteriores, el Estado, representado por el gobierno central, promulga el “Proyecto de Ley para la Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local”, en lo formal obra del gobierno del PP aprobada el pasado verano de 2013, se propone eliminar casi por completo dos de las instituciones de la sociedad rural popular tradicional de los pueblos de la península Ibérica, el concejo abierto (como tal o en la forma de Juntas Vecinales) y las tierras comunales. El pretexto es la supresión de las “entidades locales menores” (aldeas, pedanías, e incluso pequeños ayuntamientos etc.)que serían absorbidas por las diputaciones provinciales y comunidades autònomas. Esto significaría, por un lado, el fin del orden asambleario que, aunque muy desnaturalizado, aún subsiste en las unidades poblacionales más pequeñas, para imponer hasta en el último rincón el aciago sistema partitocrático. Por otro, la venta y privatización del comunal (hoy subsisten unos 3,5 millones de has), que serían apropiados por las diputaciones provinciales y comunidades autònomas, y que éstas venderían de inmediato, en la gran mayoría de los casos, dado que tienen un grado de endeudamiento muy elevado, como todo el resto del aparato estatal.

Hoy los Montes Vecinales en Mano Vomún están en el centro del debate por los beneficios derivados de las instalaciones eólicas,  las reforestaciones efectuados en ellos, los aprovechamientos cinegéticos  y micològicos,.. pero especialmente porque los vecinos y vecinas se consideran dueños de unas propiedades adquiridas y protegidas con gran esfuerzo por sus padres y madres, abuelos y abuelas o tatarabuelos y tatarabuelas.




Algunos tipos de explotación colectiva de la tierra en España:

Explotación en mano común (Montes Vecinales en Mano Común o comunal)
Tiene una ley especial, que establece el “Jurado de Montes de Mano Común”, y se rige por la comunidad de vecinos que habitan ese territorio en el que se encuentra el Mano Común. Esta competencia inicialmente era del estado, pero con las transferencias ahora corresponde a la Administración regional. Esta catalogación es minoritaria en España, y sólo se encuentra en Sanabria, El Bierzo, Galicia y Asturias. Se caracteriza porque es gestionado por la comunidad de habitantes, que adquieren ese derecho por ser vecino o vecina en ese territorio y los beneficios que del mismo se obtengan, tienen que revertirse en el “común” no se heredan, ni transfieren, etc. Los Montes Vecinales en Mano Común no se pueden vender; lo que sucede es que la Junta debe reconocerlos como tales y no lo hace: ha estado años sin convocar al Jurado Provincial, que es el organismo que por ley debe inscribir los Montes y a día de hoy lo sigue dilatando todo lo posible.
tiene mucho peso hoy en Sanabria, entre otras cosas por los parques eólicos, su ubicación y quién cobra sus beneficios
Estos predios no pertenecen a entidad administrativa, municipio ni Diputación, sino a los vecinos de una parroquia, de un pueblo o de un núcleo de población que tradicionalmente los aprovechaban

Montes comunales
Son propiedad del ayuntamiento y normalmente lo que gestionan son los pastos, mediante subasta. También adjudican las quiñonadas, que son las porciones que corresponden a cada vecino o vecina de leña, pasto e incluso tierra de cultivo.

Montes de Utilidad Pública
Principalmente son zonas de masas forestales, pero también hay zonas de cultivo y pasto. Para el pastoreo se hace un “contrato de granjería” en el que se pagan unas tasas que se destinan al Ayuntamiento y otra parte al “fondo de mejoras” que gestiona la Comunidad Autónoma.




La mayor parte del texto son ideas de Félix Rodrigo Mora y Daniel Boyano Sotillo.

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Plantas medicinales, brujas y edad media

A un cura de mi comarca le oí decir que estàbamos en una crísis de valores




Durante la Edad Media, antes de la institucionalización de los gremios, los gobiernos municipales y las universidades, las mujeres fueron ocupando espacios en todos los terrenos, fueron además de campesinas, maestras de diversos oficios, pobladoras, abadesas, escritoras, y también se dedicaron a diversos campos del conocimiento humano, entre ellos los comprendidos dentro de la denominación de “ciencia”. Una ciencia que para las mujeres se concentraba en esa época principalmente en el campo de la medicina. Las mujeres fueron más allá de los límites impuestos para ellas en los modelos de género dominantes y se convirtieron en un problema para la élite masculina feudal y patriarcal. Como reacción, a partir de los siglos XIII y XIV toma cuerpo entre sacerdotes y eruditos, hombres privilegiados, una corriente de opinión misógina, que fue contestado por mujeres como Christine de Pizan, dando lugar a la llamada “querella de las mujeres”.
Durante el Renacimiento la corriente misógina se afianza, dando lugar a un período de regresión para las mujeres en todos los terrenos. Es también cuando la lucha por el control masculino del conocimiento, de la ciencia, se recrudece, comenzando entonces la caza de brujas.
Cualquier mujer que gozara de cualquier tipo de independencia era proclive a ser considerada bruja. Los inquisidores creían que las mujeres que quedaban fuera del control masculino, al margen de su tutela a través de la familia, o que se mantenían fuera o en los bordes de los roles femeninos prescritos para ellas, eran elementos perturbadores del orden social establecido. Mujeres solas, solteras o viudas, pobres, viejas, extranjeras, melancólicas, sanadoras, el espectro podía ser variado.
Las mujeres sin hombres, solteras y viudas, mayores de cuarenta años, podían fácilmente ser consideradas brujas, pero muchas también eran casadas, jóvenes... Muchas brujas eran mujeres que tenían o actuaban con independencia, que estaban dispuestas a replicar y a defenderse. 
Las brujas eran en muchos casos mujeres de extracción campesina y pobre. Esto es cierto para la mayoría de las sanadoras, aunque también las había con una situación social acomodada. Las sanadoras de extracción pobre y campesina trabajaban para la comunidad, para las clases populares. En general eran las únicas que ofrecían servicio sanitario a las personas pobres.
Por otra parte, otro sector que padeció la persecución durante la caza de brujas fueron las comadronas. Muchas de las mujeres acusadas de brujería fueron comadronas. Esto se explica por el hecho que durante la Edad Media y Moderna, existía la idea generalizada de que el nacimiento tenía cualidades mágicas y que por esta causa, las comadronas, al conocer los misterios del nacimiento, tenían poderes especiales. La institucionalización de la medicina en las universidades supuso que la obstetricia constituyera la única área relacionada con la medicina y la salud que quedó reservada a las mujeres, hasta que les fue también arrebatada en el siglo XIX. Las mujeres quedaron excluidas de la práctica de la medicina, con la excepción mencionada, hasta que apareció la figura de la enfermera a finales del siglo XIX, especialmente con Florence Nightingale. La enfermera aparece ligada al rol de cuidadora de las mujeres, completamente subordinada a los médicos.
Un número importante de las mujeres que fueron condenadas a muerte durante los siglos de la caza de brujas fueron mujeres que ejercían de sanadoras en sus comunidades. Las mujeres habían ejercido como sanadoras desde hacía siglos, existiendo una larga genealogía de mujeres sanadoras. En Europa fueron las responsables de la salud de la comunidad hasta que se inició la caza de brujas, siendo conocedoras, transmisoras y revisoras de una sabiduría ancestral popular que se transmitía de madres a hijas. De hecho, para diversos estudiosos y estudiosas son consideradas las primeras médicas y anatomistas de la historia de occidente, además de las primeras farmacólogas, con sus cultivos y recolección de plantas medicinales. Eran las conocedoras de los secretos de la medicina empírica.
Las mujeres conocían las aplicaciones medicinales de muchas hierbas y plantas y el conocimiento sobre muchas de ellas se aprendían de generación en generación desde tiempos anteriores a la institucionalización del cristianismo. Al mismo tiempo descubrieron nuevas fórmulas y aplicaciones a través de la experimentación. La gente consideró este conocimiento como un cierto tipo de magia, al igual que lo creyeron los jerarcas de las iglesias cristianas y los gobernadores de los estados. Parece ser que estas mujeres mezclaban sus prácticas curativas con viejos ritos paganos anteriores al cristianismo. Con la caza de brujas, parte de este conocimiento se perdió.
La brujería era considerada un "crimen exceptum", es decir, un crimen especial, diferente a los demás. En el siglo XVI la diferencia entre brujas buenas (muchas de ellas sanadoras) y malas desaparece totalmente. Los inquisidores aseguraron que las buenas eran peores que las malas. Las brujas tenían menos derechos que otros reos y los juicios iban prácticamente siempre acompañados de torturas. La presunción era suficiente para sentenciar a muerte.

Debilidades del sistema capitalista, ¿porqué son necesarias las transiciones socioecológicas?

Mar Tajimca 

El sistema neoliberal actual se fundamenta en un sistema económico mercantil que ha generado la mayor desigualdad social y daño mediambiental de la historia de la humanidad. No obstante, merece la pena repasar aquí algunas de los “puntos débiles” del sistema para así poder repensarlo y construir algo más justo, equitativo y humano.

Respecto al sistema económico actual, destaca una clara falta de regulación ética dado que entiende el concepto de riqueza como la mera adquisición y maximización del beneficio individual en el menor tiempo posible, sin atender a la desigualdad o a los daños físicos  y sociales que éste puede causar. Uno de sus colorarios inevitables, además de la explotación de la mano de obra, es que el consumo de recursos y la producción de residuos no puede dejar de crecer, formando una curva exponencial. El crecimiento no es la consecuencia posible de este sistema: es una condición indispensable para que funcione. Si la economía capitalista deja de crecer, se colapsa. Como estamos viendo actualmente con esta “gran recesión”.
Es aceptable pensar que ante una crisis de estas dimensiones, el sistema esté buscando innovaciones parciales para seguir perpetuándose. Si tenemos en cuenta el papel de las guerras en el desarrollo del capitalismo, podremos encontrar significado a los próximos acontecimientos a los que asistiremos en política internacional. Por no hablar del llamado “Capitalismo verde” que supone, simplemente, una contradicción entre los términos per sé.
Por ello, resulta hoy más necesario que nunca, entre otras cosas, un cuestionamiento internacional del modelo de medición macroeconómica basado en el PIB para aportar otras teorías económicas con una mayor vinculación moral, social y medioambiental. Respecto a alternativas de medición macroeconómica, existen ya multitud de ejemplos como el Indice de Desarrollo Humano, el índice de la felicidad o índice de Gini sobre desigualdad que, no solo tienen en cuenta la acumulación de beneficio o aumento de la producción de un país, sino también la calidad de vida de las personas que allí viven o la huella ecológica. La economía del bien común, se basa en esa necesidad de convivencialidad y aportación al bienestar social general. . El balance del bien común mide cómo una empresa vive: la dignidad humana, la solidaridad, la justicia social, la sostenibilidad ecológica, la democracia con todos sus proveedores y clientes. Finalmente, la evaluación de esos valores podrá permitir al consumidor escoger los productos con una mayor conciencia colectiva. La reestructuración del sistema productivo es un proceso que lleva tiempo, pero que merece la pena intentar, pues éste es actualmente la causa de multitud de violaciones de Derechos Humanos Otra buena propuesta es el concepto de Riqueza Básica de las Iguales  fundamentada en el “umbral de igualdad” y en una nueva forma de distribución del PIB a través de un Fondo de Consumo Social de mercancías y servicios directamente relacionados con el bienestar de la población.  La teoría de los comunes también realiza una alternativa argumentada, sólida y ecofeminista que vuelve a priorizar los valores de uso (necesidades humanas) frente a los de cambio
Una importante estrategia de lucha, en mi opinión, consistiría en el establecimiento de control de capitales para acabar con los movimientos especulativos, así como la prohibición de paraísos fiscales. Propuestas concretas en este sentido tales como la Tasa Tobin o mecanismos de redistribución de la riqueza internacional a través de un mayor control social de la inversión podrían ayudarnos la consecución de una mayor igualdad a escala mundial.
Todas las medidas propuestas de reestructuración económica, vendrían legalmente apoyadas a nivel internacional  sobre los Derechos Humanos. Unos Derechos Humanos, reescritos en nuevo y globalizado momento socieconomómico como el actual si, pero sobre todo que, lejos de la categorización por generaciones, considerara los Derechos económicos, políticos y sociales como fundamentales, sin olvidar los derechos medioambientales que reafirman esa vinculación necesaria entre lo natural y lo humano y defiende la Tierra como parte de nuestras propias vidas. En este último sentido de una necesaria mayor vinculación en todas las esferas de la vida ente la naturaleza y lo humano, cabría recordar aquí cosmovisiones de pueblos originarios como el “Buen Vivir” como fuente de inspiración para esa necesaria reconstrucción de dialéctica entre las estructuras y los valores.


Si atendemos ahora al sistema político dominante en la actualidad, observaremos unos rasgos comunes (pese a diferencias existentes de caracter geosociopolítico evidentes), que se basan en una clara falta de independencia frente al poder económico. Actualmente, los gobernantes se encuentran subeditados al poder económico y pretenden unos gobernados pasivos sin capacidad de argumentación crítica de la realidad y aportación de alternativas. Para ello, como es bien sabido, el sistema utiliza diversas técnicas que podrían resumirse dentro de la llamada “Teoría del shock”. Es en todo ello justamente dónde la población puede y debe actuar.
Por todo lo anteriormente expuesto, no resulta sorprendente pero sí esperanzador,  una cada vez más prevalente conciencia “internacionalista” surgida en los últimos años, (tomando ideas de otras luchas sociales pero innovadoras en cuanto a forma y escala global), surgidas apartir del encuentro de “problemas comunes” que atacan directa o indirectamente las necesidades humanas, produciendo en muchos casos daños de carácter social y medioambiental.  Políticas basadas en una mayor la “conciencia de especie”, las necesidades humanas y .generación de bienes relacionales podrían servir como motor de cambio hacia transiciones socioecológicas, desde mi humilde opinión, y la de muchos/as otros/as. Algunos de estos movimientos sociales han sido categorizados (y porque no, demasiado etiquetados y simplificados) como los/las indignados/as, no obstante aprovecharé el concepto de dignidad para recordar a nuestros/as compañeros/as zapatistas que, desde algún lugar de la selva Lacandona, nos recuerdan la importancia de la convivencialidad y reciprocidad de nuestros actos:La dignidad exige que seamos nosotros. Pero la dignidad no es que solo seamos nosotros. Para que haya dignidad es necesario el otro. Porque somos nosotros siempre en relación al otro. Y el otro es otro en relación a nosotros. La dignidad es entonces una mirada. Una mirada que también mira al otro mirándose y mirándonos. ”La dignidad es entonces reconocimiento y respeto. Reconocimiento de lo que somos y respeto a eso que somos. La política es el conflicto por fijar la frontera entre lo tolerable y lo intolerable: la definición misma de dignidad. ¿Dónde está el umbral de lo que ya no toleramos más? Es en primer lugar una cuestión de percepción y de sensibilidad. Ese umbral de lo que rechazamos afirma al mismo tiempo una imagen de dignidad común necesaria, ya que lo que se plantea aquí es un cambio de paradigma sociopolítico y del imaginario social colectivo.  El ataque al derecho a la vivienda, la educación o la salud, los recortes en políticas sociales, la corrupción, o la represión desmesurada en forma de violencia y miedo, suponen un ataque directo a ese umbral de tolerancia humana por el cual la población responde o, de nuevo, debería responder. Resulta esencial en este punto, aprender de la historia y fomentar el diálogo intergeneracional e intercultural para una mayor cohesión social fuera del espectro del crecimiento económico, generando una red de resistencia mediambientalmente sostenible, tejido social y conciencia colectiva donde crear nueva realidad sin miedo, consciente y democráticamente participativo.
Por último, y para concluir de una manera algo más pragmática la argumentación teórica de la necesidad de cuestionamiento de todo tipo de dominación del sistema político actual, cabría comentar la necesaria reformación de organismos internacionales como Naciones Unidas (nombre incluido si así se considerara necesario). La creación de instituciones internacionales que sirvan de espacio de diálogo ético, universal, transparente y justo que sirvan de herramienta para la consecución efectiva de los Derechos Humanos , así como el negar el derecho a veto en el Consejo de seguridad (repensando la necesidad de existencia del mismo), se aportan aquí como posibles mecanismos de mejora, fundamentados en una democracia no meramente representativa, sino participativa y directa donde las personas pudiéramos crear consensos amplios y transparentes sobre temas como los límites medioambientales de nuestro planeta o la redistribución de la riqueza global. Un espacio donde, al fin y al cabo, las alternativas “desde abajo”, lleguen fluyendo hasta “arriba” (entendido en términos de representación poblacional, justicia social e igualdad).
Y, para concluir, pasaremos de una perspectiva global de cambio a la realidad local de cada pueblo. Para ello, considero fundamental entender la “revolución” o “transiciones revolucionarias ecofeministas” (si se quiere encuadrar en un marco teórico más concreto), conllevan su tiempo, es decir, no una visión de algo radical pero puntual sino como un proceso gradual que se irá produciendo a lo largo de los próximos años de una manera más o menos rápida, humana, natural y justa. “Vamos despacio porque vamos lejos” 
 A nivel individual y colectivo, resulta importante  salir del paradigma del crecimiento infinito, el miedo y la codicia, y actuar en consecuencia con nuestras comunidades y con nosotros mismos. Existen cada vez más alternativas económicas y políticas que se basan en esos otros valores que también forman parte de la naturaleza humana como son la solidaridad o el cooperativismo. Ejemplos concretos en este sentido, lo supondrían la teoría economica del compartir, la autoconstrucción humana basada en la desmercantilización de bienes y recursos para fomentar un tipo de mercado más social y económica y ecologicamente democrático. La creación de monedas sociales, los grupos de consumo (también llamados de autoorganización comunitaria), bancos de tiempo, bioconstrucción, soberanía alimentaria, huertos colectivos, trueque, etc son ejemplos claros y concretos que, basados en enseñanzas más teóricas desde la permacultura o el decrecimiento, entendidas ambas como matriz o enjambre de alternativas sostenibles, podrían ayudar a la construcción de ese otro paradigma, siempre a través de la participación de las mayorías. La urgencia ecológica y social  en que vivimos actualmente, podríamos ser capaces de acelerar esa transición individual y colectiva hacia una mayor sustentabilidad ecológica y social (grupos locales con visión global).

 Huyendo, y como conclusión final, de las hipótesis extremas sobre la naturaleza de los individuos (insaciabilidad, egoismo, altruismo..) y basándonos en las necesidades humanas como motor de cambio, no nos queda otra, que aprender todo lo que la historia ya nos ha enseñado, y seguir caminando con dignidad.